domingo, 15 de enero de 2012

De cómo escribir el primer post sin quedar como un completo idiota.

El momento de escribir el primer post es molesto o al menos para mí lo es, no quiero sonar pretenciosa pero tampoco aburrida (o peor aún, como una imbécil), no quiero quedar como una arrogante y superficial, pero pues, tampoco como una tonta. Necesito un maldito balance.

Escribes, te paseas por internet y regresas a leerlo te das cuenta que es una completa bobería y lo borras, lo reescribes, lo cambias, lo vuelves a borrar, pasan los minutos, las horas, los días y tal vez, si el caso es como el mío, tardas hasta semanas o meses y nada, sigue inconcluso, las palabras no fluyen.

No recuerdo cuántas veces me he sentado frente a mi computadora con el firme propósito de terminar el post, (como si fuera una misión digna de un agente secreto para salvar al mundo de la destrucción total o algo así, ya ven que hay nueva película de Misión Imposible) y terminó viendo Pan Am, New Girl o Wilfred o alguna película random en Cuevana. (¡Gracias por existir, Cuevana!)
En fin, con la esperanzadora teoría de que nadie lo leerá nunca, he decidido darle un final y publicarlo tal cuál, con tontería y media, pero terminado, así que, he aquí el primer post de un blog de entre millones en la blogosfera, sin un tema en específico más que el de convertirse en mi hobby, desahogué y fiel testigo de lo que me gusta y me inspira.

P.D.  realmente este primer post es para mí, es el primer post que habla del primer post.